Desde que hace ya más de 20 años la Red Informática Mundial se abrió al público su uso se ha propagado vertiginosamente. De esta forma, Internet se ha convertido en una parte fundamental en la vida de jóvenes y adultos, llegando a integrarse como parte de nuestros hábitos diarios. Con la llegada de los portátiles, tablets y smartphones su consumo se ha disparado, particularmente entre los más jóvenes. Sin embargo, el uso abusivo de Internet puede convertirse en un comportamiento adictivo. Esta situación ha despertado una gran alarma social y a día de hoy se ha convertido en una preocupación recurrente entre los profesionales de salud mental.
Por todo lo anterior, el objetivo de este artículo es sensibilizar a la población, y particularmente a los padres, acerca de esta problemática y orientar sobre los pasos a seguir cuando este problema se detecta en casa.
¿Cuál es la gravedad del problema?
A este respecto, preguntas como: ¿podría ser definida la situación como peligrosa?, ¿está la situación bajo control? o ¿se trata de una situación tan alarmante?; serían completamente lógicas por parte de cualquiera ya que especialmente en los últimos años los medios de comunicación se han empeñado en generar una gran repercusión mediática en torno a esta cuestión. Titulares como España, país con mayor riesgo de adicción a Internet o Un adolescente droga a sus padres para conectarse más tiempo a Internet inundan los medios tradicionales contribuyendo a generar un gran alarmismo social.
Aunque según los datos de la Oficina Europea de Estadística la mayoría de los adolescentes hacen uso de Internet a diario, cabe señalar que esto no debe ser interpretado en sí mismo como un dato negativo. Como primera aproximación, y cuando nos basamos en los datos de las principales investigaciones sobre abuso o adicción a Internet entre los jóvenes, encontramos que los porcentajes son muy variables y que solamente una tercera parte de las muestras consultadas se considerarían población en riesgo. De entre ellos los porcentajes de adolescentes con riesgo de adicción varía entre el 5 % y el 10 % de los adolescentes.
No obstante, es importante tener presente que pese al bajo porcentaje de la población juvenil que hace un uso patológico de Internet este no es un problema menor. De hecho, sabemos que el abuso a la Red ha ido en aumento y que un uso inadecuado de la misma puede generar conflictos escolares y familiares, influyendo sobre todo a nivel individual. En concreto, el uso problemático de Internet se ha relacionado con el absentismo escolar, el bajo rendimiento en otras tareas, cambios en las pautas de la alimentación, el consumo de drogas, el aumento de los casos de violencia filioparental, etc.
Por lo que después de conocer algunas de los riesgos asociados al uso abusivo de Internet, y más allá de las amenazas citadas con anterioridad, sería conveniente actuar en consecuencia.
Y ahora… ¿qué?
A este punto, hemos comprendido el fenómeno de Internet desde la óptica de los adolescentes, se han señalado los posibles riesgos que la Red puede implicar, nos hemos acercado a la problemática y hemos conocido su magnitud. Y ahora… ¿qué hacemos? En este sentido, y desde el punto de padres y madres, es importante estar atento a cualquier signo o indicio (a través de comportamientos observables) que nos puedan alertar de la presencia de una adicción de estas características. A partir de ese momento, lo más recomendable es solicitar ayuda profesional de un psicólogo o en la escuela, en caso de ser necesario.
A continuación, hemos recogido, basándonos en el estudio de Barreiro, las principales señales que pueden alertar a padres y madres y/o tutores de que el/la menor puede necesitar ayuda en relación con esta problemática.
- Se ha intentado sin suerte controlar el uso de Internet, limitar el uso del móvil, etc., y se ha fracasado.
- Miente en relación con el tiempo que está conectado/a.
- El adolescente pone en peligro cosas importantes como sus estudios o sus amistades debido al uso excesivo de Internet.
- Pérdida de interés por aficiones y actividades previas agradables.
- Manifiesta preocupación, ansiedad excesiva o irritabilidad por no poder conectarse.
- Pierde la noción del tiempo cuando está conectado/a.
- Cada vez necesita emplear más tiempo en esta actividad para estar satisfecho/a.
- Se usa Internet o el teléfono móvil como principal vía de escape y fuente de satisfacción y placer.
- Su entorno presenta quejas frecuentas por el tiempo que emplea usando la Red.
- Grave interferencia en la vida cotidiana.
Conociendo que se trata de un problema complicado y multidisciplinar, hemos tratado la necesidad, por parte de padres y madres, de estar atentos a cualquier signo que alerte sobre al uso problemático de la Red. Una vez hecho esto, es conveniente contemplar alternativas como alertar a los responsables o tutores del menor en el entorno escolar o incluso solicitar ayuda profesional. Recuerda que un psicólogo puede asesorar a la familia acerca de los pasos a seguir o intervenir con el menor para eliminar o reducir los comportamientos problemáticos.