La dependencia emocional es un problema cada vez más extendido. Éste se hace visible cuando la persona pretende encubrir su vacío e insatisfacción por la vida con su pareja, en el momento en el que deja de lado sus objetivos y se centra totalmente en la relación. Es en este momento donde se vuelve incondicionalmente dependiente de la otra persona y se genera una relación casi enfermiza.
En este sentido, el síndrome de Fortunata es una variante de dependencia emocional que hace referencia a una modalidad de relaciones afectivas que ciertas mujeres generan hacia hombres casados. En este artículo te desvelamos todos los secretos de este síndrome tan peculiar.
¿Qué es el síndrome de Fortunata?
«Tu marido es mío y te lo tengo que quitar… Pinturera… santurrona… ya te diré yo si eres ángel o lo que eres… Tu marido es mío; me lo has robado… como se puede robar un pañuelo. Dios es testigo, y si no, pregúntale… Ahora mismo lo sueltas o verás, verás quién soy…». (pos. 16316-16318).
Así hablaba el escritor español Benito Pérez Galdós en un texto extraído de una de sus novelas más populares, “Fortunata y Jacinta”. Una obra de obligatoria lectura del realismo literario español y de la novela española del siglo XIX. Una obra que gracias a sus precisas descripciones psicológicas sobre los devenires afectivos y las manías de su protagonista han permitido inspirar lo que hoy conocemos como “el síndrome de Fortunata”.
Como ya se ha comentado, este síndrome se puede definir como una modalidad de relaciones afectivas que ciertas mujeres generan hacia hombres casados. No obstante, no nos referimos a una enfermedad o a un cuadro psicopatológico, de ninguna manera. Se trata de una forma concreta de dependencia emocional en la caen algunas mujeres y que se caracteriza por un amor incondicional hacia un hombre, dependencia emocional, creencias irracionales, sentimientos contradictorios, etc.
En este contexto, utilizamos el término “síndrome” para agrupar un conjunto de síntomas que, en este caso en particular, describen un grupo de fenómenos propios de una situación. De esta forma, lo usamos de forma similar a cómo se usa en otras categorías propias de la Psicología, seguro que os resultarán familiares nombres como, por ejemplo, el síndrome de Peter Pan, el síndrome de Ulises, el Síndrome de Estocolmo, etc.
Según el psicólogo Oala, quien presentó una investigación en donde acuñaba por primera vez este término, las principales características que definen a este síndrome son las siguientes:
La mujer experimenta un amor incondicional hacia un hombre vinculado a otra mujer. Este sentimiento se caracteriza por ser profundo, insistente e imperecedero.
La mujer se muestra fría e incluso insensible en las relaciones que mantiene hacia el resto de los hombres.
La dependencia se vuelve tan intensa que la mujer podría dejar atrás cualquier situación vital, abandonar todo o asumir cualquier riesgo si ese hombre se lo pidiera.
Existe la creencia de que la vida no merece la pena, que no tiene sentido si no está con ese hombre.
La mujer está convencida de que ella “debe” estar con ese hombre, que tiene más derecho a estar con él, considera que eso sería “lo justo”.
La sensación anterior se hace mucho más intensa si han tenido hijos en común. En el caso de no haberlos tenido, manifiesta el deseo por concebirlos y se centra en conseguirlo.
La mujer suele manifestar sentimientos contradictorios hacia la esposa socialmente reconocida, en ocasiones de empatía y comprensión y otras de rencor, desprecio y rechazo.
Se convence así misma de que está profundamente enamorada, y de que éste es el responsable de la situación que vive.
Suele fantasear con la posibilidad de un futuro junto al hombre que desea, tiene ensoñaciones en las que imagina que algo sucederá para cambiar la situación y llegar a contraer matrimonio con ese hombre, lo que contribuye a mantener esta situación en el tiempo durante años.
¿Cómo romper la dependencia hacia hombres casados?
En relación con el tratamiento, según el doctor Barraca, autor original del artículo sobre el síndrome de Fortunata, el tratamiento más eficaz sería la Terapia Cognitivo Conductual combinada con un trabajo terapéutico centrado en los valores y la aceptación emocional. Si estáis interesados, podéis profundizar en esta información a través del siguiente enlace.
En general, cabe señalar que de una situación problemática como es esta, de la misma forma que de cualquier otro tipo de dependencia emocional, es posible recuperarse con ayuda profesional. Para ello, será necesario establecer un vínculo fuerte con el terapeuta y ser muy paciente. En estos casos la terapia psicológica será larga y su curso puede alternar periodos de mejoría emocional con otros en los que haya una recaída.
Ya se han comentado las particularidades de esta forma de dependencia emocional y se ha explicado qué es el síndrome de Fortunata y cuáles son sus características principales. Espero que la información os haya resultado de interés. Recordad que este conjunto de síntomas supone un desafío y que en la mayoría de los casos sería recomendable solicitar ayuda profesional para solucionarlo.
Excelente artículo. Reconocer un síndrome ayuda a ayudar y buscar ayuda profesional. Gracias!!
Gracias por la información
Este blok informativo es muy interesante y el síndrome de fortunata se da al revez? O sea que un hombre sienta fijación por una mujer casada? O con pareja y se llamaría del mismo modo?
Hola Carmen, este síndrome hace referencia a las mujeres, en los hombres no se ha descrito como tal. Aunque técnicamente un hombre podría manifestar algunos de estos síntomas. Un saludo.