No cabe duda de que ser padre sea probablemente el trabajo más duro y desinteresado del mundo. Sin embargo, existen determinados perfiles que en su afán por no fracasar en esta tarea o por no tener la madurez suficiente, llegan a contaminar la relación con sus hijos hasta niveles alarmantes. Estos son los padres tóxicos. Y aunque normalmente sea el amor lo que impulsa sus actos, al cabo de algún tiempo se encuentran con una relación filoparental deteriorada e inestable, donde la confianza y la afiliación brillan por su ausencia.
Los perfiles que vamos a ver a continuación son la prueba de que a veces el amor egoísta viene envuelto en cariño, cuidados y atención y que no por eso deja de ser dañino. Los padres tóxicos convierten el entorno familiar en un invernadero donde crecen hijos sobreprotegidos, incapaces de afrontar retos y con baja autoestima. Hay que tener en cuenta que a menudo esos padres resultan de la combinación de varios perfiles, lo que hace aún más difícil su manejo e imposibilita la convivencia con ellos.
Perfiles de padres tóxicos más comunes
Podemos distinguir varios perfiles:
-El controlador-
Querrá saber quien acaba de llamarte, que quería y si no está suficientemente familiarizado con tu vida, acabará leyéndose tu diario o los mensajes en tu móvil. La interminable supervisión puede ser su forma de expresar afecto: a más control, más amor. La sensación de seguridad que consigue de esta forma, le permite lidiar en cierto modo con el estado de alerta constante en el que se halla y aliviar sus temores. Sin embargo, esos comportamientos suelen llevar a la sobreprotección y/o distanciamiento del hijo.
-El exigente-
Si no sacaste matrícula de honor en el examen, ya puedes ir pensando en una buena excusa. Las expectativas de este tóxico son tan altas, que a menudo él es el único capaz de cumplirlas. Como consecuencia el hijo tiende a desarrollar una pobre autoestima y en ocasiones dependencia hacia el padre, ya que se acaba creyendo incapaz y mediocre. Suele crecer con la percepción de que si no sobresale en todo, se verá rechazado y se empeña en demostrar constantemente su valía.
-El robaméritos-
¨De no haber sido por mí, no estarías donde estás¨. Son los padres que tratan de vivir sus sueños a través de los logros del hijo. Se apropia de una parte de sus éxitos, destacando su propio papel a la hora de orientarle en ¨la dirección correcta¨, el dinero y las horas invertidos en su crianza y formación, etc. En definitiva busca sentirse realizado y satisfacer su necesidad de reconocimiento a través de su hijo al que percibe como una extensión de su propio ser.
-El indefenso-
Convierten a su hijo en consejero, asesor personal, mejor amigo e incluso en principal sustentor de la familia. De este modo el padre se libra de hacer frente a sus inseguridades y su escasa autoeficacia. El problema viene cuando ¨el niño¨ decide volar del nido. Es entonces cuando el progenitor, agradablemente acomodado, se enfrente a la idea de que a partir de ahora tendrá que cargar con las responsabilidades que le correspondían desde el principio. Su aliado preferido suele ser el chantaje emocional.
-El competitivo-
La convivencia con el representante de este perfil es una carrera constante. Siente la necesidad de competir con su hijo a nivel intelectual, físico o moral, con tal de demostrar que es mejor. Incluso puede llegar hasta el extremo de seducir a la pareja del segundo en su afán por sentirse superior. A menudo, el descendiente acaba dudando de sus habilidades e incluso podría tratar de no sobresalir en presencia del padre con tal de agradarle y evitar posibles conflictos con él.
-El agresivo-
Tiende a ser muy dominante y servirse de muestras de desprecio, sarcasmo o agresiones físicas para conseguir lo que quiere. Sin embargo, de vez en cuando se exhibe afectuoso sobre todo cuando existe la posibilidad de abandono por parte del hijo. Este, por otra parte, aprende a no llevarle la contraria, a no manifestarse y defender sus intereses y es algo que aplica a la hora de relacionarse con otras personas. También es probable que termine por elegir pareja con problemas de agresividad.
-El negligente-
Es un perfil muy común entre las personas que abusan de sustancias adictivas. Se caracteriza principalmente por su dejadez, ausencia de interés e implicación en la crianza del hijo. Son padres carentes de habilidades y con graves problemas para relacionarse con el entorno, que a menudo se vuelven dependientes del hijo que se ve obligado a cargar con sus tareas. Con el tiempo, este suele acabar odiando y/o culpando a los padres por todo lo que se ha estado perdiendo mientras asumía sus funciones.
Esperamos que el artículo sobre los padres tóxicos y sus perfiles más frecuentes os haya resultado interesante y útil a la hora de identificar estos perfiles. Tal y como avisamos al principio del mismo, la convivencia con los padres tóxicos puede resultar extremadamente difícil y, en ocasiones, imposible. Por lo tanto, suele ser recomendable acudir al psicólogo para aprender diferentes estrategias y técnicas que faciliten la relación con el progenitor y eviten su deterioro en el futuro.
Qué buen tema!!! Gracias, lo utilizaré para reuniones o jornadas con los padres de los/las alumnos/as.