La creencia de que determinadas personas, por su naturaleza, son incapaces de relajarse está muy extendida. De esta forma, es un comentario frecuente de muchos pacientes cuando se comienza el entrenamiento en relajación. Sin embargo, esta es una respuesta natural del organismo, así que podemos estar seguros de que cualquiera puede alcanzarla, el problema es que muchas personas no siguen el procedimiento adecuado para obtener esta sensación en su organismo. Por tanto, en muchos casos, las creencias erróneas y el empleo de una estrategia inadecuada pueden impedir que nos desactivemos.
Por este motivo, hemos querido hacer este artículo en donde analizaremos qué es la relajación y te enseñaremos cómo puedes ponerla en práctica. Aunque, para garantizar la eficacia, no existen fórmulas mágicas y con frecuencia es recomendable pedir el consejo de un psicólogo; dado que si se intenta por cuenta propia y se fracasa, esto puede contribuir a fortalecer la creencia de que uno no se puede relajar.
¿Qué es esto de la relajación?
En general, se podría decir que el estado de relajación es el contrapuesto al de la tensión. Se trata de un estado que se percibe como agradable por el sujeto que lo experimenta, y que es saludable y beneficioso para la salud. Por tanto, es una habilidad fantástica para combatir la ansiedad o lidiar con el estrés de nuestra vida cotidiana. Como se ha comentado anteriormente, es una respuesta natural del organismo, y debemos entenderla como un estado que todo el mundo puede alcanzar.
Por profundizar en las bases biológicas, es necesario señalar que el proceso está relacionado con la inhibición del sistema nervioso simpático y una activación escalonada del sistema nervioso parasimpático. Debido a esto, en el organismo se producen una serie de cambios que están relacionados con la relajación, como una sensación de flojera muscular, la disminución de la tasa cardiaca o una respiración más lenta y acompasada, entre otras.
¿Cuál es el método adecuado para relajarse?
Existen muchos procedimientos, en su mayoría eficaces. No obstante, hoy en día sabemos, gracias a distintos trabajos de investigación, que hay dos técnicas que permiten alcanzar una mayor relajación con un menor tiempo de aprendizaje:
–El entrenamiento autógeno de Szhultz: es un procedimiento de relajación en donde el terapeuta, mediante instrucciones verbales, va haciendo que la persona en cuestión dirija su atención hacia distintas zonas de su cuerpo (cabeza, hombros, abdomen, etc.). Al tiempo, el paciente imagina una serie de respuestas asociadas a la relajación. Esto contribuye a que se genere una respuesta completa de relajación en todo el cuerpo. Se podría decir, por tanto, que aquí el uso de imágenes mentales es fundamental.
–La relajación muscular progresiva de Jacobson: esta técnica, a diferencia de la anterior, no utiliza imágenes mentales, en su lugar el paciente debe prestar atención a las sensaciones que se dan en su organismo al tensar y distender varios grupos musculares. Es, de esta forma, un aprendizaje en discriminación. Cuando el sujeto, después de hacer este recorrido, aprende a distinguir entre tensión y distensión, adquiere la habilidad de evocar esa sensación de relajación a voluntad.
¿Cuánto tiempo me llevará hacer los ejercicios?
De una forma similar a lo que ocurre en otros ámbitos de la vida, a la adquisición de esta habilidad habrá que dedicarle un tiempo, sobre todo al principio. En cambio, ese pequeño sacrificio te permitirá obtener muchos beneficios y una técnica que podrás utilizar el resto de tu vida. Por otro lado, aunque al comienzo del entrenamiento hay que hacer los ejercicios completos, luego ya no hace falta hacerlo todo para relajarse con celeridad. Sin ser consciente, te podrás relajar mientras haces otras actividades. Es decir, aprenderás a transferir lo aprendido a la vida cotidiana.
Aunque existen muchos medios para aprender a relajarse que pueden funcionar, es recomendable resistir la tentación de escudriñar en internet e intentarlo por cuenta propia, dado que podría no funcionar. En este sentido, recurrir a un profesional para que pueda enseñarte a obtener unos niveles de relajación satisfactorios y qué estrategias puedes usar para lograrlo, es la mejor opción. Actualmente, alternativas como acudir a consulta o apuntarse a un taller de relajación son altamente recomendables, siempre que sean dirigidas por un especialista.